El valor de esta vida
Yo he conocido que no hay para ellos cosa mejor que alegrarse, y hacer bien en su vida; y también que es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor. Eclesiastés 3:12, 13.
Tiene que haber algo muy importante, significativo y valioso en nuestra existencia terrenal como para que Dios nos haya traído a vivir en este mundo.
Hay, por lo menos, dos valores importantes en nuestro paso por esta Tierra:
Dios nos creó y nos dio esta vida para que la disfrutemos, para que seamos felices. Todavía hay en esta Tierra, y gracias a la permanente intervención providente y bondadosa de Dios, muchos motivos de felicidad: las bellezas de la naturaleza, la felicidad aportada por las buenas relaciones humanas, los productos legítimos de la cultura humana (el arte y la tecnología), como tantas otras bendiciones cotidianas que nos da Dios, son fuentes permanentes de bienestar y sana alegría de vivir.
Y estamos en esta vida para cumplir una tarea. Estamos aquí para hacer algo, para realizar una tarea, una misión, que tiene dos sentidos:
Una misión secular, que es contribuir con nuestra presencia en este mundo, con nuestra personalidad, con nuestros talentos y dones, y con nuestras realizaciones (laborales, artísticas, culturales, familiares, de amistad, etc.), al bienestar y el deleite de la sociedad.
Y el segundo sentido de esta misión es espiritual y religioso: estamos aquí con el fin de prepararnos para la eternidad, y para colaborar con Jesús en su gran y maravilloso plan de redención, al rescatar a otros de las garras del mal. Y también estamos aquí para colaborar con Cristo en su tarea de amor y compasión, al tratar de ayudar lo máximo posible a paliar tanto dolor, tanto sufrimiento que padece la humanidad por causa del pecado.
Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2015
“El tesoro escondido” Por: Pablo Claverie
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