Ministerios y dones
Hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. 1 Corintios 12:4-7.
Ante tan divina tarea de rescate y de ayuda a la humanidad doliente que Dios encargó a su iglesia, ¿qué ser humano puede sentir que tiene la capacidad suficiente para lograr resultados tan trascendentes? Por eso, aun el gran apóstol Pablo, un campeón de la obra misionera, clamaba: “Y para estas cosas, ¿quién es suficiente?” (2 Cor. 2:16) y “no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios” (2 Cor. 3:5).
No, el ser humano por sí mismo, por muy buena voluntad que tenga, no es suficiente para realizar esta obra de carácter divino. Por eso, Dios mismo, que nos llamó a cumplir la misión cristiana, se ha responsabilizado de proveernos los recursos necesarios para realizarla. Y lo ha hecho asignando ministerios particulares o múltiples a cada uno y dotándonos de dones, o capacidades especiales, para que podamos cumplir nuestro ministerio.
Qué maravilloso es saber que tu vida tiene un propósito sublime, dentro del eterno plan de Dios, y que Dios tiene una misión especial, específica, que quiere que cumplas sobre la Tierra.
Nadie debe compararse con otro, ni sentirse inferior o superior. Todos somos necesarios e insustituibles dentro del plan de Dios. Hay cosas que nadie, sino tú, puede hacer por otro ser humano. Donde Dios te colocó, hay gente que te necesita, dentro o fuera de la iglesia, y tú puedes ser un canal de bendición para que Jesús pueda manifestarse a ellos.
Pide en oración que Dios te muestre dónde y con quiénes quiere que lo sirvas, que su providencia te relacione con las personas específicas a las cuales puedes servir, que te coloque donde él sabe que puedes servirlo más y mejor, y que te conceda los dones necesarios para servirlo. Verás cuánto gozo y desarrollo personal puedes lograr al ponerte en las manos de Jesús para ser su instrumento de bendición para los demás.
Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2015
“El tesoro escondido” Por: Pablo Claverie
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