Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos… Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres… Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto… Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres… Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto… Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan… Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto. Mateo 6:1-6, 16-18.

Los fariseos de los tiempos de Cristo no eran conscientes de su condición pecaminosa; tenían la fantasía de ser moralmente impecables, se ubicaban por encima de sus contemporáneos y se consideraban dignos de admiración, no solo por parte de Dios sino también delante de los hombres.

Eran orgullosos, petulantes, egocéntricos, narcisistas, y sublimaban y legitimaban su egotismo por medio del fenómeno religioso.

Por el contrario, Jesús te invita a una vida religiosa humilde y feliz. Para que por tu relación con él, y consciente de tu condición pecaminosa, pero también de la grandeza del amor redentor y transformador de Dios, llegues a ser un cristiano auténtico, que no necesite justificarse delante de Dios ni de los hombres, sino que atribuya a Dios todo lo bueno que habita en él.

No necesitas aprobación ni aplausos, sino la conciencia de que eres un hijo de Dios, amado por él y salvado en la Cruz. No necesitas demostrar “cuán bueno” o “cuán espiritual” eres, porque Dios te conoce íntimamente y, en la condición en que te encuentres, o en el grado de crecimiento que hayas alcanzado, poco o mucho, te ama y te valora de igual manera. Lo que importa es la opinión de tu Padre.

Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2015
“El tesoro escondido” Por: Pablo Claverie






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